El estado normal de nuestra mente es la conciencia. Este es nuestro estado habitual mientras estamos despiertos, y de esta manera podemos percibir la realidad.
Al estar profundamente dormidos, en estado de trance o meditación profunda, o bajo el efecto de drogas alucinógenas, nuestra manera de percibir la realidad se modifica totalmente. Se conoce a este comportamiento como “estado alterado de conciencia”.
Si bien el sueño es un estado alterado de la conciencia al que entramos espontáneamente, hay otras situaciones que provocan la aparición de alteraciones en la percepción. Un exceso de estímulos, que ocurre al vivir situaciones traumáticas como un accidente o un bombardeo, provoca modificaciones en nuestra conciencia: algunas personas quedan en estado de “shock” , no saben dónde están o no pueden recordar lo que sucedió.
La privación de estímulos también puede provocar estados alucinatorios, como el del náufrago en la isla desierta o el de personas perdidas en el desierto que comienzan a ver “espejismos”.
En la actualidad existen “burbujas de flotación”, cámaras especiales de privación de los sentidos en las que no penetran la luz ni el sonido y en las que se obtienen sensaciones extrañas y placenteras.
Síntomas de algunos estados alterados de conciencia:
Sensación de “no ser”: Un estado como de vacío, en el que la persona parece un autómata, perdiendo la capacidad de actuar, como en el caso de enfermedades mentales graves.
Despersonalización: La persona muestra un extraño comportamiento, como en el caso de las amnesias o las personalidades múltiples. También en los supuestos casos de posesión demoníaca surgen reacciones de este tipo.
Estados místicos: El sujeto entra en estado de éxtasis y puede tener experiencias en las que se eleva por encima de su propio “yo”, puede percibir con gran claridad imágenes y todo tipo de sensaciones subjetivas.
Estados paradójicos: Es lo que se experimenta al encontrarse bajo trance hipnótico. El individuo parece “ido”. Sin embargo, es capaz de obedecer consignas del hipnotizador y realizar tareas que no haría normalmente.
Otro tipo de estado alterado se logra mediante la meditación: la mente entra en lo que se denomina “estado alfa” y se produce una “expansión” de la conciencia, en la que se perciben otras realidades.
Las drogas alucinógenas como la mescalina o el peyotl, son usadas por los chamanes de las tribus indígenas para llegar al éxtasis.
Sin embargo, no resulta necesario someterse a hipnosis o pasar por ningún tipo de ritual místico para experimentar la alteración de los sentidos, ya que todos los días, cuando dormimos y soñamos, estamos vivenciando un estado alterado de conciencia.